Miguel y William: ¿intertextualidad o mera coincidencia en
la obra de dos genios?
I. El origen
de la genialidad de Shakespeare y su primer contacto con la literatura
española.
La influencia de la literatura española es algo imposible de
negar en toda la tradición literaria occidental, no sólo en Latinoamérica,
región conquistada por hombres y por una lengua a partir de la cual se generó
toda nuestra producción literaria y cultural, sino también en su propio
continente y, más aún, en un país con el que no compartía ni siquiera la raíz
latina de su lengua. Durante los siglos XVI y XVII, siglos de Cervantes y
Shakespeare, aparecen obras escritas en inglés que tienen como base obras de
teatro españolas (Bryson, 139). Sin embargo, no sólo llegaron a Inglaterra
dramas españoles, sino también una de las obras narrativas más influyentes de
la literatura hispánica, la obra cumbre de Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha (1605-1615). Pero
no hablemos de ello aún, hablamos primero otro de los grandes, me refiero a
Shakespeare: sin duda una de sus mayores cualidades fue su capacidad de
presentar en escena la naturaleza de la acción humana en todas sus formas y
estados: el amor, la venganza, la muerte, el dolor, la felicidad, ambición, el
desengaño, odio, etc. Sin embargo, esta
habilidad mimética, pensando en la definición del arte y, especialmente, del
arte dramático según Aristóteles, no es netamente atributo de Shakespeare. No,
la genialidad de este dramaturgo es también resultado de la recepción y lectura
de otros textos cuya recepción y adaptación dieron origen a sus más grandes
obras. Es bien sabido que la mayoría de ellas están basadas en leyendas e
historias que ya existían y que pertenecían a la memoria colectiva de la
sociedad inglesa, por lo menos a aquella compuesta por el grupo de escritores
quienes consideraban, según Bryson, todos los argumentos y personajes como un
bien común. Marlow, por ejemplo, extrajo
su Doctor Fausto de una historia alemana
anterior y Dido reina de Cartago, de
la Eneida de Virgilio.
En el caso de Shakespeare, Hamlet (1601) tiene sus orígenes en otra obra dramática anterior
conocida hoy como Ur-Hamlet[1]. Romeo y Julieta, por su parte, fue una
versión libre del poema La trágica
historia de Romeo y Julieta (1595), de Arthur Brooke. Cuento de invierno (1610-1611), es una reconstrucción de Pandosto, novela olvidada de Robert
Greene; Mucho ruido y pocas nueces (1598),
Noche de reyes, eran historias banales de una colección de relatos
italianos, (algunos de ellos pertenecientes a la obra de Boccaccio el Decamerón). “La comedia de los errores”,
toma prestada una trama sencilla, pero eficaz de Plauto. Estas fueron
apropiaciones de historias que, por supuesto, Shakespeare volvió atractivas
dotándolas de distinción y grandeza. Argumentos que Shakespeare modificó
libremente y a los que añadió incidentes de su estilo.
Resulta más interesante aún el caso de Cuento de invierno, una obra basada en
gran parte en un cuento de índole popular derivado de fuentes hispánicas,
recogido por Robert Greene y publicado por primera vez con el título de Pandosto en 1588, la que fue extraída de
la obra Amadis de Grecia, atribuido a Feliciano de
Silva (1530), caballero de Ciudad Rodrigo, paje del duque de Medina Sidonia y
uno de los continuadores más aventajados del célebre Amadís de Gaula (finales del siglo XIII). Casi todo el argumento,
incluyendo las escenas de carácter pastoril, está tomado por Shakespeare de
este Dorastus and Fawnia (Pandosto) (Astrana, 105)
Como podemos ver, su repertorio no se limitaba a relatos
configurados solamente en su lengua madre: se cree que manejaba bastante bien
el italiano y algo de francés; tanto el Mercader
de Venecia (1596-1597) como Otelo (1603-1604) estuvieron basadas en obras italianas
que en esos años aún no se habían traducido al inglés. Esta tarea de leer en
otro idioma se habría simplificado por el acercamiento con el latín durante sus
años de estudio en 1571 en la escuela de Humanidades (Ben Jonson, 34).
Con estos datos académicos ya no nos resultará tan inverosímil
creer puede existir una obra de su autoría basada en una de las historias
contenidas en la famosa novela de Cervantes. Es el caso de Historia de Cardenio (1613), una comedia basada en el romance entre
Cardenio, el llamado loco de Sierra Morena, quien sufre la imposibilidad de
concretar con matrimonio su amor por Lucinda, una hermosa joven que le fue
arrebatada por don Fernando, su mejor amigo, el que a su vez ha abandonado a
Dorotea, una muchacha de humilde condición a quien había prometido matrimonio.
II.
La Marginalidad del Cardenio
Sin embargo, esta obra perdida de Shakespeare,
que solo fue proclamada como original el año 2007 por Charles David Ley,
investigador hispanista y colaborador de la Royal Shakespeare Company ,
no fue una de las más celebradas por la crítica de su época, ni mucho menos
considerada para el proceso de recopilación y publicación de sus obras
completas en 1623 siete años después de su muerte, trabajo que realizaron John
Heminges y Henry Condell, los últimos supervivientes de los Chamberlain`s Men
originales (Bryson, 146). Ni siquiera aparecerá en las ediciones posteriores
publicadas en 1632, 1663-64 y 1685. ¿A qué se debió esta marginalidad? Los
expertos dicen que el Historia de Cardenio no fue considerada como obra
original de Shakespeare pues fue escrita en colaboración con otro dramaturgo
inglés de su tiempo, hablamos de John
Fletcher, cuyas facultades para leer el español podrían haber sido en gran medida la razón de esta reelaboración
del romance cervantino. Pero antes, y par que esto nos quede aún más claro,
revisemos algunos datos biográficos.
En su última época como escritor
dramático (1608-1613), Shakespeare comenzó a trabajar en colaboración con otros
autores dramáticos como George Wilkins y John Fletcher; de esta colaboración
final nacieron Los dos nobles caballeros,
Enrique VIII (o Todo es verdad) y la obra perdida Historia de Cardenio, todas estrenadas alrededor de 1613. Fletcher,
por su parte, 15 años menor que Shakespeare, era hijo de un obispo londinense,
favorito de la reina
Isabel , que se había educado en Cambridge como dramaturgo y
también a nivel personal (Bryson 138). Poco se conoce de la relación entre
Shakespeare y Fletcher además la obra, pero sí se sabe que este último trabajó
en colaboración con muchos otros autores, de hecho, las obras en que aparece
como coautor suman más que aquellas que habrían sido compuestas exclusivamente
por Fletcher; algunos de esos autores fueron: Massinger,
Rowley, James Shirley, John Ford, John Webster, Thomas Middleton, Shakespeare; además de una larga lista de obra realizadas en
colaboración con Francis Beaumont, con el que se le atribuye una relación muy
estrecha, la que, según dicen algunos, iba más allá del ámbito profesional.
Ahora bien, volviendo al tema del idioma, John Loftis, en su artículo “English
Renaissance Plays from the Spanish Comedia”, señala que hubo autores como
Fletcher, Massinger y Shirley que sabían leer español, lo que haría mucho más evidente
el interés de Shakespeare de trabajar con Fletcher.
Por otro lado, “Historia de
Cardenio” no es la única obra dramática inspirada en una de las historias de la
novela cervantina en la que participó Fletcher. La primera traducción que se
hizo del Quijote en Europa fue en inglés en 1612 por Thomas Shelton, quien más
tarde haría también la
segunda. La novela de Cervantes se ha considerado también
como texto de inspiración para la obra de Sir Francis Beaumont en colaboración
con Fletcher El caballero del pistadero
ardiente publicada por primera vez en 1613 en forma anónima por el editor
Walter Burre.
La influencia del “Quijote” sobre El caballero del pistadero ardiente se
aprecia, sobre todo, en el carácter del caballero, el aprendiz Ralph y su
escudero, y en el tipo de sus aventuras. Los cinco episodios principales cuentan
la historia de un cofre de joyas, la aventura de la “Bell Tavern ”, que
toma como modelo los sucesos de la venta de Juan Palomeque y las hazañas con un
gigante. El último episodio traslada al caballero Ralph a la corte del rey de
Moldavia, donde rechaza el amor de la princesa Pompiona ,
imitación de la
princesa Micomicona. (Sánchez,
74)
No obstante, Historia
de Cardenio, nunca llegó a publicarse, corriendo incluso el riesgo de
desaparecer completamente en el año 1808, cuando un incendio azotó un museo de
Covent Garden donde se suponía estaba el único manuscrito original de esta
comedia.
No fue sino en el siglo XVIII cuando
uno de los traductores de Shakespeare, Theobalb, afirmó haber encontrado tres
manuscritos incompletos de esta comedia que arregló en un nuevo texto y al cual
le dio el nombre de Doble falsedad,
para luego hacerlo publicar en dos ediciones: dos en Londres y otra en Dublín.
III.
Semejanzas en la obra de dos genios
1.1
La locura
A partir de estos datos históricos y biográficos podemos comenzar a creer y establecer las conexiones y relaciones intertextuales entre la obra del
bardo y la novela cervantina. Para ello nos preguntaremos qué contiene la
historia de Cardenio que la hizo tan atractiva para Shakespiare para inspirar
esta comedia basa su argumento; la respuesta: tópicos y motivos principales
presentes en la novela de Cervantes y que podemos encontrar en toda la obra
shakesperiana anterior a 1613. Para algunos estudiosos de su obra como Martin
Lings, Shakespeare: “estaba obsesionado con la Edad de Oro. Esto se ve en parte
en su gran reverencia por la naturaleza virgen, lo que aparece explícitamente
en A vuestro gusto, Cimbelino y La Tempestad, e implícitamente en muchos otro pasajes de sus
obras”. (86) Sin embargo, en este análisis nos enfocaremos en tópicos de su
tiempo mucho más específicos, pertenecientes a la novela de Cervantes y,
particularmente, a aquellos contenidos en la historia de Cardenio, uno de los
más importantes, y con el que iniciaremos este análisis será el de la locura.
Ilustración de Hamlet sosteniendo el Craneo de Yorky |
Ilustración del delirio del Rey Lear |
Ilustración de Macbeth delirando |
En esta comedia, los personajes
también se referirán a la locura en diversas instancia para hacer notar la
falta de juicio de sus protagonistas cuando el amor que sienten el uno por el
otro se interpone a cualquier otro beneficio para ellos y sus padres, es el
caso de don Bernardo, padre de Lucinda, para quién Cardenio no es el mejor de
los candidatos a marido de su hija:
“Don Bernardo: …Me temo que tu
amante esté algo tocado de locura. Si esto resulta cierto, al poco de
comprobarlo, te arrepentirás”. (I. II. 55)
También cuando justifica el
comportamiento de su hija frente a Fernando al romper en llanto cuando su padre
a decidido que este hijo de duque será un mejor marido para ella:
“Don Bernardo: Juro que esta loca,
loca de atar”. (II. III. 73)
Por último, entenderán como un acto
de locura, la deshonra que Fernando cometerá con Dorotea al abandonarla por un
amor sin razón que ha nacido en su corazón por Lucinda tras escuchar tantas veces
los muchos elogios de belleza y virtud con los que Cardenio le describía su
amada:
“Fabián: Seguro que este hombre ha
enloquecido. Sigámosle, te lo ruego, vecino, aunque a cierta distancia, como
temiendo lo pero”. (II. I. 64)
Y luego su padre, luego de dar
solución a los conflictos amorosos de los cuatro jóvenes:
“Duque: … (A Fernando) Tu locura
espero hayas dejado en otras tierras”. (V. II. 137)
1.2. El amor ilusorio, la imposibilidad de los amantes y la muerte como
escape al destino trágico.
Un segundo tema que comparte las
obra cervantina con Shakespeare, esta vez con respecto al argumento, y que se
ligará al tópico del amor imposible, será la forma en que tanto Cervantes como
Shakespeare dan inicio a los conflictos amorosos. Cardenio de Cervantes, les
cuenta a Don quijote y Sancho que la pasión repentina de Fernando por Lucinda
se suscitó por los constantes elogios de belleza y virtud que éste hacia de su
amada delate del duque; deseo amoroso que se desata finalmente con una
apasionada carta que la joven le manda a Cardenio mientras estaba en la corte
del duque donde da cuenta de su amor y de su necesidad de saber si es recíproco
para que su padre acepte su matrimonio (cap. XXVII, 186); situación que nubla
los sentimientos primeros de Fernando hacia Dorotea. Estrategia argumental
similar a la que utilizo Shakespeare en “Los dos hidalgos de Verona”, en donde
el amor de Proteo por Silvia es consecuencia de las exaltadas descripciones que
Valentín hace de ella, haciendo a olvidar a su amigo pasión que sentía por
Julia:
Proteo: Sí, ¡Con
que facilidad un ardor apaga otro ardor! Así como un clavo saca otro clavo, así
un nuevo amor me ha hecho me ha hecho perder la ilusión de mi amor primero. ¿A
quién debo acusar de turbación que sufre mi mente? ¿A mis ojos, a los elogios
de Valentín? […] Diría que se ha entibiado mi amistad por Valentín y que ya no
le estimo como antes. ¡Oh! Pero amo con demasiado exceso a su adorada, y esa es
la razón de que le quiera a él tan poco. Y de tal manera amo asa mujer apenas
vista, ¿qué será cuando la haya podio apreciar más?... (II. IV. 200)
En Cardenio de Shakespeare y
Fletcher, aunque no hay diálogos explícitos que comprueben que Fernando no
conocía a Lucinda antes de enamorarse de ella, sí podemos deducirlos de la
siguiente analogía en su discurso cuando conoce a Lucinda:
Fernando: La voz
los ojos, todos los encantos, sus más mínimas gracias tan perfectas me
engendraron el amor, pero no fueron más que enfermedad, ilusión fantástica de
mi cerebro. Aquel que nunca ha visto más árbol que el pino al contemplar la
altura del cedro ha de despreciar la sombra del árbol que amaba.
En cuanto al tópico del amor
imposible, Shakespeare aprovechó la dinámica de la obra para repetir la
conexión entre amor y muerte que encontramos en Romeo y Julieta:
Cardenio: “… yo saqué toda la cabeza
y cuello entre los tapices, y con atentísimos oídos y alma turbada me puse a
escuchar: lo que Lucinda respondía, esperando de su respuesta la sentencia de
mi muerte o confirmación de mi vida”. (cap. XXVII, 188)
Frase comparable a las palabras de
Julieta después de conocer a Romeo:
“Julieta: (A la nodriza) Anda a
preguntar su nombre. ¡Si es casado, mi tumba se me figura mi lecho nupcial!”.
(I. V. 272)
y que para Lucinda del texto
dramático se vuelve aún más significativa frente a la imposibilidad de impedir
su unión con Fernando, asumiendo que todo depende de ella, y se armándose de un
puñal minutos antes de la
ceremonia. Durante el matrimonio Cardenio se enfrenta a
Fernando desatando un gran alboroto al que la joven dará fin con un repentino
desmayo que hará creer a los presentes, aunque por breves instantes, que ha
muerto, o pero aún, que ha atentado contra su vida, como lo hicieron los
amantes de Verona para poder estar juntos:
“Fernando: Se me muere ¡Socorro!
(Se desmaya Lucinda. Cuando tratan de volverla en sí,
se le cae un papel al suelo)
Don Bernardo: No la Rodeéis. Hay que
darle aire.
Fernando: ¿Qué papel es éste escrito por sus manos?
Don Bernanrdo: Inclinadle la cabeza. No ha sido más
que el susto. Se repondrá. ¿Qué pasa ahí señor?
Fernando: Se quiso hacer un daño
parecido al que la naturaleza ahora le hace. De un puñal habla. Registradla
bien.
Don
Bernardo: Aquí está. Las mujeres son muy tercas y muy locas”. (III. II. 94, 95)
1.3. El
enmascaramiento: estrategia de las heroínas
"Noche de Reyes" Viola disfrazada del mozo Vasanio |
Tanto en la novela como el en el drama, Dorotea, aunque con un papel más
protagónico en Cervantes, recurre a esta práctica para ir en buscar de Fernando
y protegerse de los posibles agravios que los hombres pueden cometer con
mujeres que viajan solas.
Pero por muy similar que nos parezcan ambas versiones, el carácter
cómico en Shakespeare será denotado por el tratamiento mucho más simple y
ligero de sus protagonistas como Dorotea y Fernando, ya que la primera, si bien
toma la iniciativa para recuperar lo que le había sido prometido por el hijo
del duque, su estrategia del disfraz no adquiere la connotación de intento por
igualarse o, incluso, superar al género masculino para no permitir ser deshonrada. El caso de
Fernando es similar, pues a diferencia del carácter serio y predominante que
muestra en la novela, por el tono cómico de la obra, éste es más bien un joven
caprichoso y arrebatado por los placeres que le presenta la vida, y que será
contrastado por su hermano mayor, Pedro, a quien los autores de la obra
entregaron la función de resolver finalmente el conflicto para devolverle a
Cardenio su amada y hacer consciente a Fernando del su error al abandonar a
Dorotea.
IV. A
modo de conclusión
Para terminar, y a modo de apreciación personal de esta obra que llamó
mucho mi atención al momento de descubrir que existía esta conexión entre estos
dos grandes, creo que esta no es una de las obras maestras hecha por la
genialidad del dramaturgo inglés, tal vez, porque fue escrita en su último período
creativo: La tempestad (1611), Cuento de invierno, Corionalo (1608) y Cimbelino (1610),
las que se caracterizaron por perder teatralidad y ganar introversión, además
de contener una lenguaje denso y epiléptico (Bryson, 145). Obras menos
populares que podrían hecho de Shakespeare una necesidad el trabajar con otros
autores como Fletcher para darle un carácter mucho más comercial, si se puede
decir así, a su obra.
De todas formas, sea esta una obra dramática de excelencia o no, lo que
sí está claro es que la influencias de Cervantes en Shakespeare es un referente
más seguir creyendo en la importancia literaria de Don Quijote de la Mancha, cuyos trama y contenido llegaron a
inspirar a uno de los más grandes escritores dramáticos de la cultura
occidental, que supo apreciar su influencia.
Enlaces relacionados: http://gedisargentina.wordpress.com/2012/04/02/el-nuevo-libro-de-roger-chartier-cardenio-entre-cervantes-y-shakespeare-1/
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[1] También
se dice que podría provenir de una obra llamada “Amleth”.
Les dejo el trailer de la obra dramática La Historia de Cardenio, realizada por la Roya Shakespeare Company. Me parece muy interesante esta propuesta teatral, que recurre a la tradición flamenca española.
Les dejo el trailer de la obra dramática La Historia de Cardenio, realizada por la Roya Shakespeare Company. Me parece muy interesante esta propuesta teatral, que recurre a la tradición flamenca española.